Paseándonos por las playas de la provincia de Alicante es posible que nos encontremos con unos curiosos lugares llamados por los lugareños "Baños de la Reina". En concreto, podemos encontrar tres, unos en Jávea, otros en Campello y unos terceros en Calpe. Es justamente de estos últimos de los que hoy queremos hablar.
Como podemos ver en la imagen, se trata de seis balsas excavadas en la piedra "tosca" que se adentran en el mar, comunicadas con este último y entre sí con el fin de que el agua no quede estancada. Llama la atención la forma perfectamente geométrica de la obra, y la perfección del corte en la piedra.
Según cuenta la leyenda, en estas piscinas se bañaba, en tiempo de moros, una hermosa reina, que bajaba desde su palacio por unos túneles secretos que lo conectaban con al mar. La apacible y hedonista existencia de esta mujer tocó a su fin tras la conquista de estas tierras y la muerte del rey a manos de los cristianos. Una noche de luna llena, la reina mora, llena de tristeza, se sumergió en los baños y poco a poco se adentró en el mar para desaparecer en él para siempre jamás.
Todo ello en la más pura tradición valenciana en la que todo aquello que pertenece a tiempos inmemoriales ha sido calificado como "obra de moros". ¿Alguna espinita clavada en la memoria histórica? Quizás. Sería necesario revisitar el episodio de la expulsión de los moriscos (1609) para indagar en nuestro inconsciente más profundo.
Todos los elementos "materiales" citados en la leyenda existen, aunque no cumplían exactamente la función que se les da en la leyenda: las balsas, los túneles... y el "palacio". Y todos los podemos ver durante un paseo por la playa, perfectamente integrados a nuestros bañistas contemporáneos.
Impresiona la factura y la ingeniería de las canalizaciones y la manera en que los distintos depósitos están conectados entre sí y con el mar. |
Y sin embargo, la obra es bastante más antigua que de "tiempo de moros", más concretamente de tiempo de romanos.
En efecto, como ocurría en muchas poblaciones costeras de esta época, se construyó todo un complejo industrial para la cría y manufactura de pescado, del que aprovechaban absolutamente todo: consumo en fresco, fabricación de salazones, elaboración de la salsa garum con intestinos y morralla y obtención de harina de huesos y espinas. Las seis balsas no son otra cosa pues que piscifactorías, y las compuertas servirían para impedir o permitir el paso del agua entre los diferentes compartimentos.
¿Y el palacio? Bueno, esta sea quizás, por lo menos para quien escribe esta entrada, la parte más impresionante y por otro lado penosa. Justo a nuestras espaldas, al otro lado del paseo marítimo, veremos un amplio solar vallado en el que apenas podemos adivinar las trazas de los restos de lo que los arqueólogos denominan un vicus romano, esto es, un pequeño barrio. En el solar se han identificado dos viviendas, una de ellas única por la forma de su planta circular, con sus habitaciones alrededor, almacenes, aljibes, un sistema de distribución del agua dulce (que proviene del subsuelo) gracias a una gran noria... todo ello decorado con un rico muestrario multicolor de mármoles provenientes de todos los rincones del Mediterráneo, lo cual sirve para demostrar la vitalidad de los intercambios económicos de este pequeño rincón del mundo romano, mármoles que forman exquisitos diseños que se sirven de las diferentes técnicas de la época.
Y decía que esta era también la parte penosa por la poca relevancia turística que tiene el yacimiento hoy en día (hay una tercera domus bajo unos chalets, a unos cien metros). Quizás cuando el modelo basado en "sol y playa" esté a punto de agotarse nos decidamos a apostar por el turismo cultural...
Al respecto, el Institut d'Estudis Calpins, junto con el Ajuntament de Calp, le dedicaron a los baños de la Reina una interesantísima publicación monográfica que podéis encontrar en el siguiente enlace http://historiadecalp.net/Calp02.pdf
Llaman también la atención los cortes en la piedra, que dejan extrañas formas cuadradas y rectangulares. La explicación es bastante sencilla: la zona ha sido utilizada como cantera desde la antigüedad. La piedra extraída es la que aquí denominamos "tosca", y a la que en Baleares llaman "marés", y está compuesta por depósitos de arenas calcáreas fosilizadas. Se trata de una piedra muy blanda y fácil de trabajar. La iglesia medieval de San Bartolomé, en Jávea, es un buen ejemplo de la utilización de esta piedra porosa.
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