sábado, 14 de enero de 2017

El Mercado Central de Alicante

   El Mercado Central de Alicante es uno de los puntos más animados en las mañanas de la ciudad, sobretodo si nos acercamos a él un viernes o un sábado. En él podremos encontrar los productos frescos que nos regalan la tierra y el mar: las frutas y hortalizas de la Vega Baja, puestos de pan y repostería típica de la provincia, carne y pescado fresco, herboristería, encurtidos, salazones, productos para el hogar... Un asalto a nuestros sentidos.


   Y no está lejos de los enclaves más turísticos. Lo podréis encontrar al principio de la avenida Alfonso el Sabio.

   El edificio fue inaugurado en 1922. Con anterioridad el Mercado Viejo estuvo frente al puerto donde hoy se levanta la majestuosa Casa Carbonell.

   Su fachada principal es triangular, de ladrillo, y su alta escalinata es el lugar donde muchos alicantinos se dan cita a cualquier hora del día. Por otro lado, su fachada posterior se abre a una animada plaza, que se llamó de las Flores hasta 2010, por los puestos que venden este tipo de género. Aquí se celebran eventos populares varios a lo largo del año y veremos varias terrazas donde desayunar, tapear o tomar esa cañita de media mañana, que es la que mejor sienta del día.

Fachada principal
Fachada posterior
  Aunque por desgracia, aquí ocurrió uno de los episodios más tristes y sangrientos de la historia de la ciudad. Hablamos del bombardeo del 25 de mayo de 1938, en plena Guerra Civil Española.

   Pongámonos en situación muy brevemente. El conflicto bélico estalla oficialmente los días 17 y 18 de julio de 1936 con un golpe de estado contra el gobierno de la república, que es apoyado por una parte del ejército. El país, dividido en dos bandos, el republicano y el nacional, entra en guerra. Alicante permanecerá en el bando de la república hasta el final y, aunque enclavada en la retaguardia, será bombardeada varias veces.

    Los aviones atacantes llegaban normalmente por mar, ya que tenían su base en Mallorca (las islas Baleares pertenecían al bando nacional). El bando sublevado, además, recibía ayuda militar de la Alemania de Hitler y de la Italia de Mussolini. Y serán precisamente de este último país los Savoia S-79 que partieron de la isla a las ocho de la mañana para llegar a Alicante hacia las once y cuarto y descargar sobre la plaza sus bombas en dos pasadas, con un intervalo de cuatro minutos. Esa mañana el mercado estaba especialmente concurrido. Acababa de llegar un cargamento de sardinas y la gente había acudido en gran número a por provisiones. No sonaron las alarmas, quizá porque los aviones habían hecho una maniobra para entrar a Alicante desde el interior, y no por el mar, como venía siendo costumbre, de manera que esquivaron las escuchas antiaéreas. Así fue; los habitantes de la ciudad no tuvieron tiempo para acudir a los refugios. Los aviones descargaron unas 90 bombas, las más pesadas de 100 kg, sobre el mercado y alrededores.

   El balance fue de unos 300 muertos, cifra similar a la del bombardeo de Guernica (inmortalizado por el célebre cuadro de Picasso). El ataque no estaba destinado a destruir algún punto estratégico (puerto, infraestructuras ferroviarias, aeródromo de Rabasa...) sino que fue directamente lanzado contra la población civil, algo que en la época no era común. Según relatan testimonios supervivientes, se vivieron escenas espeluznantes con cuerpos desmembrados aquí y allá... pero no entraremos en detalles. Hoy un discreto monumento en el suelo de la plaza recuerda estos hechos. El recordatorio está compuesto por nueve placas en alusión a los nueve aviones, 300 luces rojas, que se iluminan cada día a la hora del bombardeo en homenaje a los muertos, y 90 puntos negros que representan las bombas caídas aquel día. 


    Si entramos al Mercado por la Rotonda (edificio circular que hay en su parte delantera) veremos en una vitrina el antiguo reloj, que inmortalizó la hora del fatídico suceso al quedar parado por la intensidad de los impactos de aquel día, y, a la derecha, la alarma que estaba colocada en lo alto de la fachada y que, ese día, empezó a sonar demasiado tarde. 


    Si alguien está interesado en el tema, me remito a la página de Alicante Vivo, asociación cultural que logró el cambio de nombre de esta plaza en 2010. 

    Y, a pesar de todo esto, se trata de un lugar alegre y colorido. Flanqueada por varios puestos de flores, la plaza es un animado punto de encuentro diario, especialmente, como decíamos al principio, en los fines de semana. Aquí empieza para muchos alicantinos el tardeo, con unas cañas y algo de picoteo, ya te lo sirvan en alguno de los bares de la zona o lo traigas del mismo mercado. A veces es difícil encontrar mesa para sentarse y no tendremos más remedio que tardear de pie. El jolgorio es en todo caso abundante.


   Y si después de una soleada mañana de invierno, unas cañas y unas tapas, sientes el irrefrenable impulso de no irte para casa, no tienes más que seguir a la estruendosa muchedumbre, que te indicará cuál es el siguiente lugar de la ruta del tardeo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario